Las bateas, nuestros viveros
Ellas son, junto con la cría de mejillón, la base de nuestro cultivo. Sobre estos viveros descansan las cuerdas que tras dos años de cuidados darán un fruto fresco y sabroso.
Ellas son, junto con la cría de mejillón, la base de nuestro cultivo. Sobre estos viveros descansan las cuerdas que tras dos años de cuidados darán un fruto fresco y sabroso.
La primera tarea del día será revisar la batea ,examinando cada cuerda para librarla de las algas y depredadores adheridos.
La cría de mejillón es “encordada” manualmente sobre las cuerdas. Cada piña con cría de mejillón es sujetada con una redecilla biodegradable.
Una vez que la cría ha alcanzado un cierto tamaño, nuestros bateeiros extraen el mejillón y lo reparten en varias cuerdas. De este modo, el mejillón puede desarrollarse por completo y ser recogido en su estado de maduración perfecto.
Cuando llega la Campaña, nuestra flota regresará cada día cargada de mejillones. Tras un proceso lento, paciente y minucioso, recogemos el fruto nos ha dado el mar. Directamente del mar al obrador, y de allí a la cocina de nuestra casa.
Tras un largo día de trabajo, a veces salpicado por el oleaje y el duro invierno, y en ocasiones bendecido con el buen tiempo; nos recogemos agradecidos por la buena cosecha del día. A la mañana siguiente, volvemos al mar, con el mismo cariño y buen hacer de siempre.